El punto






Desde que salimos del vientre materno interactuamos con nuestro entorno a través de nuestros sentidos. Poco a poco nuestra esfera de consciencia comienza su reversión a través del deseo de experimentar, sí poco a poco vamos olvidándonos de nuestro interior, el punto donde reside nuestro ser. Lo que realmente somos. Se dice que iniciamos un camino donde el principio y el fin somos nosotros mismos.

Conforme crecemos vamos aprendiendo imitando a nuestros mayores. Copiamos su manera de hablar, su manera de andar, sus gestos y movimientos. Pero mientras somos niños nos tomamos nuestros juegos muy en serio y no comprendemos las prioridades de los adultos ni sus preocupaciones, nuestra esfera aún tiene algunas miradas al ser y sentimos la felicidad plena y un estado de presencia genuino pues aún SOMOS. No estamos en el pasado, no nos preocupa el futuro, la atención esta puesta en ese instante que llamamos presente donde todo nos parece posible.

Después continuamos nuestra educación en escuelas, nos enseñan datos, fechas y poco a poco nos van ofreciendo una visión del mundo al parecer por todos aceptada, comenzamos a competir entre nosotros, buscamos agradar a los demás, nos dicen que es importante estudiar para que lleguemos a ser alguien en esta vida, lo que no dicen es que precisamente hay que dejar de ser nosotros para comenzar a muchos nosotros, uno para cada situación. Aprendemos a ponernos máscaras. Comenzamos a ver que en la sociedad es más importante el tener que el ser comprobamos que se aplica aquello del "tanto tienes tanto vales". Iniciamos el camino del consumismo y la acumulación de bienes, si bien hay necesidades materiales que debemos cubrir, muchas veces adquirimos cosas que no necesitamos, pero que nos dan cierto estatus y una falsa seguridad, una ilusoria estabilidad, pensamos que hemos triunfado si las conseguimos o que hemos fracasado si no las tenemos. Generamos avaricia si las tenemos y generamos envidia si no, con respecto a nuestros semejantes. Y así vamos etiquetando a las personas que valen de las que no. La competencia y esta visión de escasez nos va separando de nuestros semejantes.

Llegados a este punto, si echamos una mirada atrás a nuestra niñez apenas y nos reconocemos, si tuvieras una foto tuya a la mano y vieras a ese niño o a esa niña ¿que le dirías? ¿te reconocerías en ella?, ¿recuerdas sus sueños, recuerdas lo que te hacía feliz?. ¿Es que alguna vez nuestro anhelo fue estar en una competición constante con nuestros semejantes?.

Viéndolo de esta forma el panorama parece desolador, sin embargo, hay algo en nuestro interior que nos sigue llamando, te habla más bien con amabilidad y paciencia, el niño que esta atrapado en ti en capas y capas de formación, como si fuera un diamante que ha perdido su brillo pues se ha cubierto de barro y piedra, sólo basta pulirlo para que retome nuevamente su brillo, el punto de quietud del ser. 

Quizás ya hayas sentido la necesidad de encontrarte nuevamente, quizás aún no, quizás ya hayas comenzado el camino que te lleve de nuevo a ese punto en tu interior, un camino que es único y particular, durante el cual encontraras información aquí y allá que podrás transformar en conocimiento a través de la práctica y perseverancia y en sabiduría a través de la experiencia, haciéndola tuya. Construyendo tu espíritu que te diferencia de los demás, aquello que tu eres y que sólo tu puedes aportar y nadie más, pero que paradójicamente te acercará más a tus semejantes.

Quizás llegue el momento del mundo en el que todos nos encontremos y volvamos a ser como esos niños que jugaban  anhelaban, que creían en las posibilidades, que ríen, aman, lloran, saltan sin culpas ni miedos, pero con la experiencia que nos han dado nuestras vivencias, inocentes, pero sabios, únicos pero empáticos. Pues en ese momento habremos entendido lo que quizás ahora no, pues formar nuestro espíritu es un trabajo constante, hasta que lo hayamos cristalizado totalmente al habernos quitado todas las máscaras que creamos, pues ya no habrá necesidad de ellas y habrán ardido en el fuego de la consciencia.

Ahora mismo pareciera que estamos en la parte de la película en la que todo parece ir mal, que parece no haber salida, pero en el fondo sabemos que todo terminará bien sólo que aún no recordamos como. 

¿Y tú ya has comenzado a recordar?

Comentarios

Entradas populares